Sabemos que pintar es imprescindible si queremos mantener nuestro hogar en condiciones óptimas, revalorizarlo y evitar problemas mayores a largo plazo. Es por eso que hay que aprovechar la mejor época del año, el veranín, para hacer todas esas cosas que luego nos resultan más engorrosas.
Como norma general, la temperatura ideal para pintar se comprende entre 10º y 30º, con una humedad relativa que no supere el 70%. En la época estival los días son más largos, de modo que se verá con mayor claridad la zona a trabajar para que no queden imperfecciones. También solemos disponer de más tiempo para pintar en las condiciones adecuadas: cuantas más horas de luz solar tenga el día, más tiempo podremos dedicar a pasar el rodillo.
Aunque, ojo, el calor en exceso también puede ser negativo, ya que puede llegar incluso a provocar ampollas en la propia pintura. En Asturias, por ejemplo, no tendríamos problema, porque las temperaturas en verano no suelen ser extremas, pero en según qué sitios de España habría que elegir los días de manera cautelosa en función de las temperaturas y olas de calor.
Otro factor importante a tener en cuenta, sobre todo en el Principado, y por el cual siempre deberíamos tener el parte meteorológico a mano, es la humedad, ya que si esta es muy elevada, por muy buena que sea la pintura adquirida, no se adherirá con la eficacia que pensábamos y todo nuestro trabajo habrá sido en balde, ya que con el tiempo tenderá a cuartearse.
Conclusión: En Asturias, pinta en verano, pero con el parte metereológico en mano.